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EL BTN-INCYL: Almacén Clave Para la Lucha de la Pandemia Silenciosa del Siglo XXI: Las Enfermedades Neurodegenerativas

La periodista Cristina Fuentes Núñez de la Agencia de Noticias ICAL se hace eco de la importancia de la donación de cerebro para el estudio de las enfermedades neurodegenerativas.

El Banco de Tejidos Neurológicos de Castilla y León, más conocido como banco de cerebros, esuno de los 15 centros de este tipo que hay en España. Ubicado en la capital charra, cuenta con lasingularidad de no estar adscrito a un hospital como ocurre en la mayoría, sino al Instituto de Neurociencias de la comunidad, el Incyl, que a su vez pertenece a la Universidad de Salamanca.De esta manera, además de ser un banco, también colabora con grupos de investigación.

Allí se recogen muestras de personas que donaron el cerebro en vida de manera filantrópica, sinningún tipo de compensación, para que estén disponibles para investigadores de todo el mundo.Y aunque en general se piden especialmente de personas con enfermedades neurodegenerativaso neuropsiquiátricas, también buscan cerebros de personas normales para poder compararambos tipos de órganos.
El director del Incyl, Manuel Malmierca, incide en que “cuanta mayor diversidad tengamos dedonaciones, mejor”. Gracias a esas donaciones, estudian cualquier tipo de enfermedadrelacionada con el sistema nervioso, incluyendo un amplio espectro de patologías que estándirectamente conectadas con el cerebro. Entre sus muestras no solo tienen cerebros adultos,también tienen cerebros de niños que fallecieron por una enfermedad rara sin cura y que lospadres donan generosamente para buscar soluciones para el futuro.

“La gente entiende muy bien que donando los riñones se da vida a dos personas. Esto es igual,aquí una persona se muere porque tiene alzhéimer, no se lo pueden trasplantar, pero si estudiamos ese cerebro podemos descubrir qué está mal y cómo eso nos puede ayudar a arreglara otra persona para que no acabe teniendo alzhéimer.»

Manuel Sánchez Malmierca


En este sentido, Malmierca reivindica en declaraciones a la Agencia Ical el estudio enneurociencia y los bancos de cerebros, ya que considera con las enfermedadesneurodegenerativas “están totalmente olvidadas”, a pesar de que sus consecuencias sobrepasanlos gastos que suponen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Subraya quese trata de “una pandemia silenciosa, que parece que no está ahí, pero está”, por lo que “tener un banco de cerebros que permita estudiar y desarrollar estas enfermedades es crucial”.
En este sentido, apela a los políticos para que inviertan en investigación y poder cronificar asíeste tipo de enfermedades: “¿Dónde podría Castilla y León ser puntera en el mundo? Endesarrollo y en potenciar la investigación”. “Dicen que los países ricos invierten más en ciencia,pero es al revés, los países que invierten más en ciencia son los países que se hacen más ricos, esla inversión en ciencia lo que crea riqueza”, añade.

Diversidad de donaciones
El banco de cerebros guarda 70 cerebros, cedidos desde 2012, año en el que comenzó suandadura. Sin embargo, su director científico, Javier Herrero, celebra que lo más importante esque hace poco llegaron a las 500 personas que han dado su consentimiento informado paradonar el cerebro. Eso teniendo en cuenta que la pandemia supuso una reducción importante enlas inscripciones y en el número de donaciones reales. “Lo fundamental es que haya divulgacióny visibilidad de los bancos de cerebros, porque el problema es que no lo conoce todo el mundo”,explica.
Manuel Malmierca profundiza explicando que en España, a pesar de ser líder mundial entrasplantes, no existe la tendencia de donar el cerebro, precisamente por ese desconocimiento.“La gente entiende muy bien que donando los riñones se da vida a dos personas. Esto es igual,aquí una persona se muere porque tiene alzhéimer, no se lo pueden trasplantar, pero si estudiamos ese cerebro podemos descubrir qué está mal y cómo eso nos puede ayudar a arreglara otra persona para que no acabe teniendo alzhéimer.»
Mientras que la donación clásica de órganos salva a una o dos o tres vidas, la donación delcerebro puede salvar miles”, recalca. En este punto es importante diferenciar que siendodonante de órganos no se es donante de cerebro, están amparadas por leyes distintas: la leysanitaria recoge la donación y trasplantes, mientras que la de investigación incluye la donaciónpara la investigación. Por eso, hay que firmar un consentimiento informado específico.

Estudiar estos órganos “es como hacer una instantánea de lo que tenía realmente el paciente y podemos extraer toda la información”.

Javier Herrero Turrión


Entre los donantes se incluyen personas de todo tipo, desde los 18 hasta los 80 años aproximadamente, aunque la mayoría superan la cincuentena. Normalmente lo hacen másaquellos con enfermedades neurodegenerativas, dado que “son las personas más concienciadasinicialmente”, explica Javier Herrero. En cuanto a géneros, las más concienciadas son lasmujeres, en un porcentaje de entre el 65 por ciento respecto al 35 por ciento de los hombres. “Engeneral son más altruistas y concienciadas con intentar resolver temas sanitarios porquenormalmente coincide en que son las cuidadoras de los enfermos”, detalla.
Una instantánea de la que extraer toda la información
El director científico del banco de cerebros explica que estudiar estos órganos “es como hacer una instantánea de lo que tenía realmente el paciente y podemos extraer toda la información”.De hecho, uno de los compromisos que adquieren tanto con el paciente como con sus familiareses el diagnóstico postmortem gracias a una biopsia profunda con la que se corrobora -o no- eldiagnóstico que se hizo en vida, porque muchas enfermedades neurodegenerativas cursan conuna sintomatología relativamente parecida, o incluso vienen combinadas. En el caso de que lasmuestras se cedan a un grupo de investigadores y estos logren un hito importante, también seremite la información a los familiares.

Para que ocurra esto primero se sigue un cuidado proceso: cuando la persona fallece losfamiliares o el médico llaman al teléfono habilitado, disponible las 24 horas los 365 días al año,para coordinar la extracción del cerebro lo más rápidamente posible, ya que se pueden asumirde 12 a 24 horas desde el fallecimiento sin que pierda propiedades. Hasta ahora en Castilla yLeón lo venían haciendo los cuatro grandes hospitales: León, Burgos, Salamanca y Valladolid. Sinembargo, este último, el Río Hortega, ha decidido dejar de hacerlo, ya que las horas que dedicana la extracción -doce horas a lo sumo a lo largo de un año, para unas seis extracciones- son unvoluntarismo que debería liderar la Junta, según opinan.
“Dependemos de las personas, no hay un liderazgo o gestión política. Igual que he ido a ver a losresponsables de León, Burgos, Valladolid y Salamanca y nos lo hacen como favor, porque esvoluntarismo”, lamenta Javier Herrero. Esto provoca situaciones como una reciente en la quehubo una donación en Medina del Campo y al no extraerse el órgano en Valladolid, el cuerpo setuvo que trasladar hasta Salamanca, se hizo la extracción, y se devolvió de nuevo allí, con el costeextra del traslado, además del tiempo añadido que tuvieron que asumir los familiares.
Ese coste extra que debe asumir el propio banco se suma a la lista de problemas económicos quesufre, ya que aunque se trata de un biobanco sin ánimo de lucro, debe subsistir. El directorcientífico detalla que llevan un año y medio sin técnico, para lo que han pedido ayuda a instituciones locales, al rectorado de la Universidad e, incluso, a la Junta, sin éxito. Por eso, dadala precariedad que tienen, han implantado una campaña de micromecenazgos por lasostenibilidad del banco en la que se pueden aportar donativos económicos de la cantidad quecada persona quiera.

El banco de cerebros de Castilla y León está ubicado en el Incyl, en la universidad de Salamanca. Javier Herrero es el científico que lo dirige y se ocupa de su gestión.

La preservación del cerebro y su uso
Una vez hecha la extracción, el cerebro se divide en dos partes. El encéfalo derecho se embebe enformol y después se lonchea cogiendo 25 áreas representativas para hacer el diagnóstico. Esasáreas se encastran en parafina y después se cortan y se tiñen, porque inicialmente el tejido estransparente, y se ven al microscopio. La otra parte del encéfalo se lonchea y se congela a -80grados para el diagnóstico molecular. De esta manera, tanto con el formol como con lacongelación, la muestra está siempre disponible sin importar el tiempo que pase.
Los investigadores que requieren muestras del banco deben pasar por dos comités: el científico yel ético. Si ambos dan el visto bueno, el banco, que trabaja dentro de la red nacional de bancos,selecciona las muestras teniendo en cuenta las peticiones y las envía a cualquier parte delmundo. A partir de ese momento, y cada vez que esto ocurre, comienza un nuevo camino para lacronificación de las enfermedades neurodegenerativas.

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